Escupitajos
al INEE
© Antonio
Lerma Garay
El 7 de agosto de 2002 el
presidente Vicente Fox Quezada decretó la creación del Instituto Nacional para
la Evaluación Educativa, concediéndole en sus considerandos independencia de
las demás autoridades. No obstante, fue mediante la reforma constitucional del 25
de febrero del 2013 cuando se elevaron a rango constitucional tanto a dicho instituto
como a la evaluación educativa.
Fue así como el Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación renació el año 2013, pero como un
hijo no deseado, salvo por algunos sectores. Para los profesores ha sido
considerado una afrenta; para el sindicato representó la pérdida de algunos de
sus privilegios; para la oposición izquierdista al gobierno un agravio más. Fue
el INEE, pues, en conjunto con la
reforma educativa, como el embarazo de una mujer a sus cuarenta y ocho años de edad: sencillamente
no deseado.
En los pasados dos años me tocó trabajar eventualmente pare el INEE, en campo y en oficina. Siempre como el último
o casi último de los eslabones. Pero gracias a ello pude darme cuenta de algunas
de las bondades y lados flacos tanto de la evaluación y del
instituto. Burocratizado y centralizado
éste, tanto que bien podría decirse sovietizado. La evaluación, MUY NECESARIA,
mirada por regla general con desconfianza, innecesaria.
Gracias a esos viajes de
evaluación conocí a maestros que dan todo por su camiseta: una joven maestra de
preescolar en Píramo Viejo, Quilá, municipio de Culiacán, quien atiende a dos
grupos, es además directora del centro escolar y también, por supuesto, la
administradora. Vive en un poblado
vecino a Píramo y sin carro propio a diario se ve obligada a pedir “raite”. Dos
veces profesora, directora y administradora del preescolar recibe un sueldo de
$ 1800.00 quincenales. Sí, un mil ochocientos pesos cada quince días.
En la otra cara de la
moneda, conozco a una mujer que de cantinera pasó a ser a maestra de niños en
un CAM de aquí de Mazatlán; sin haber pasado siquiera por la preparatoria, ya
no digamos Escuela Normal o Universidad Pedagógica. ¡Viva México!
El nuevo gobierno ya ha
resuelto la abrogación de la Ley de la materia y, por ende, la inexistencia
tanto del Instituto como de la evaluación en un “por mientras”. Malparido, el
INEE no ve lejos su desaparición; sin embargo, tiene un calendario programado de actividades
y está obligado a cumplir con él.
Desde el Congreso de la
Unión, Diputados y Senadores del partido
político MORENA han solicitado al INEE deje de cumplir con las
funciones que le competen. Sin embargo, el INEE cumple con una función, para
bien o para mal, perfectamente establecida en la Carta Magna. Además,
fundamental: Contra la Constitución no puede argüirse Ley alguna, mucho menos
un punto de acuerdo.
¿Dónde quedó el respeto
interinstitucional? ¿Y las formas? ¿y el
respeto a la Ley, a la Constitución? Los priístas se caracterizaron por aventar
al escusado cuanta ley podían, incluida
la Carta Magna. Visto está que con los de MORENA no va haber mucha diferencia
al respecto. Si ya se está aplaudiendo la desaparición del INEE: “no va a
quedar ni una coma de la reforma educativa”, dijo el diputado Mario Delgado.
Centralizado, burocratizado
hasta el exceso, sovietizado si se desea adjetivar así; pero el INEE tiene existencia constitucional y
constitucional es su función. Y no hay “punto de acuerdo”, así sea de ambas
cámaras, que esté por encima de dicho
precepto constitucional (contenido en el artículo tercero). Por ende, el INEE debe continuar con sus
funciones mientras el cuerpo normativo que le dio vida jurídica no sea abrogado.
Pero si hasta un miembro de
su “Junta de Gobierno”, Gilberto Guevara Niebla, ya salió volando hacia los nuevos horizontes,
si el comunicado de respuesta a la Cámara emitido por el propio INEE se ve
timorato. Pero ¿por qué no guardar las formas, respetar tiempos, ley,
constitución? ¿Por qué no permitir que el que agoniza muera con dignidad?