El diccionario de la
lengua española, editado por la Real Academia Española, establece que un elefante blanco es cuando una cosa es costosa de mantener y no producir utilidad
alguna. La Secretaría de la Transparencia de la República de Colombia defiNE al
elefante blanco en los siguientes términos «Un “Elefante Blanco” es una obra
pública de construcción, mantenimiento o instalación de un bien inmueble, la
cual tiene un impacto negativo para la comunidad debido a que ha sido
abandonada o está inconclusa, sus costos superan los beneficios de su funcionamiento,
no es utilizada, o su uso es diferente para aquel que fue creada.»
El 5 de mayo del año 2014
fue inaugurado con bombo y platillo el Centro Cultural Universitario de la
Universidad Autónoma de Sinaloa. Localizado en la calle Rosales, entre Leandro
Valle y Melchor Ocampo, anteriormente aquí se encontraban las escuelas
preparatorias Mazatlán y Antonio Rosales. Han pasado ya, pues, más de cuatro
años desde que fuera entregado a la comunidad cultural y universitaria este
elefante blanco, pero…qué ha sucedido: NADA.
Sí, de vez en cuando se
permite ahí algún evento, pero… LOS
DATOS NO SE PUEDEN MAQUILLAR, LOS RESULTADOS SON INOCULTABLES, LA REALIDAD ES
CONOCIDA POR TODOS: El CCU es una obra desaprovechada, su impacto en la vida
cultural del puerto y de la universidad ha sido muy poco, si no es que NULO. Las
razones son obvias: quienes lo dirigen no tienen la menor idea de lo que es un
Centro Cultural, no saben crear enlaces con otras instituciones; se niegan a abrir
sus puertas para las distintas expresiones artísticas y culturales que buscan un
espacio para ello, independientemente de filias y fobias; no saben tender
puentes. Es obvio que no les interesa promover ese centro.
Y nada importara si ese
elefante blanco fuera mantenido con dinero del maharajá, pero no. Se trata de
dinero público, proveniente de los impuestos que todos los días pagamos todos.
¿Acaso no le debe la UAS a la sociedad una ligera explicación sobre su forma de
mal manejar este cenotafio? Porque, en contraste y desde el sector privado, el Centro
Cultural Valladolid, encabezado por Maru
Enciso, con un presupuesto que para nada se puede comparar al del CCU, promueve mejor y mil veces más a quienes
buscan un espacio para expresarse, para presentar sus obras, sus libros,
etcétera.
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