Cuatro Noches con
Elsa Aguirre en Mazatlán
©Antonio Lerma Garay
Sin lugar a dudas una de las
mujeres más bellas de la «Época de Oro del Cine Mexicano» lo fue la
chihuahuense Elsa Irma Aguirre Juárez, mejor conocida como Elsa Aguirre. Su
belleza la llevó a debutar en el cine con apenas quince años de edad en la
película «El Sexo Fuerte,» del director Emilio Gómez Muriel, estrenada el 23 de
mayo de 1946. Catorce producciones después, seis años más tarde, protagonizó
una comedia cuya trama se ubica en el la Tierra de Venados; sí, en Mazatlán.
Dirigida por Raúl de Anda y estrenada el primero de febrero de 1952, «Cuatro
Noches Contigo» es la historia de Elsa Peralta, Elsa Aguirre, de su padre, el
gobernador Peralta, Domingo Soler, y de Luis Galán, Luis Aguilar, un vendedor
convencido de que las mujeres son malas por naturaleza.
En el aeropuerto de una
ciudad no determinada del noroeste de México, Elsa está a punto de huir a la
Ciudad de México en un vuelo comercial para encontrarse con su nuevo enamorado
y, a la vez, huir de su posesivo padre. Pero en cuanto el aeroplano va a
despegar, el gobernador en persona ordena detenerlo y bajar de él a su
enamoradiza hija. Obligada a regresar al hogar paterno, Elsa no se da por
vencida y hace un plan para reunirse con el hombre de quien se ha enamorado, de
nombre Joaquín de Orizaba. A escondidas, sale de su casa y va a una casa de
empeño para empeñar sus joyas y conseguir el dinero necesario para viajar en
tren desde esa ciudad no precisada hasta la capital. Pero su plan comienza a
fallar y con el dinero que ha conseguido apenas le alcanza para un boleto de
segunda clase a Mazatlán.
Ya a bordo del ferrocarril
conoce a Luis, un vendedor de tequila marca «Pechuga de Ángel», un borrachín
decepcionado de las mujeres debido a un fracaso amoroso. Pero al enterarse de
la nueva fuga de su hija, el gobernador moviliza a todos sus agentes para
buscarla, y al llegar a San Blas abordan el tren aunque infructuosamente. No
obstante, uno de los investigadores le ha informado a Luis que la mujer es
prófuga y que el gobernador mismo ha ordenado su detención. Al ser cuestionada,
la mujer le inventa una historia ganándose su comprensión.
En estación del ferrocarril
de Mazatlán ya la policía la espera, pero él, condescendiente, no duda en
ayudarle a evadirse. En un par de segundos, la cámara recorre Olas Altas desde
el cerro de la cruz teniendo como vista principal el cerro de la nevería. La
pareja va a hospedarse al hotel, hotel, hotel… no tiene nombre ese hotel. Pero
como ella no quiere pasar la noche con un desconocido se va a la plazuela, la
plazuela, la plazuela…sepa Dios cuál. Ya ahí, ante el riesgo de ser tomada por
prostituta, Elsa se ve obligada a acompañar a un rudo marinero y beberse un
«submarino con torpedo» en el «Cabaret El Tiburón.» Muy pronto se da cuenta de
que Luis era una mejor opción como compañero que aquel rudo hombre de mar, y ni
qué decir de sus compañeros.
Pero, ¿es posible que la
caprichosa hija de un gobernador y un simple agente de ventas terminen
enamorados en cuatro noches? Pues dicen que Cupido es invencible y que para él
no hay muralla infranqueable cuando se trata de enlazar dos corazones con sus
certeras flechas.
Es obvio que ni aquel hotel
o dicho bar, ni la playa o plaza que se ven son Mazatlán, excepto la toma en
mención. Y sí, la trama de inmediato nos recuerda a «Sucedió Una Noche,» de
Frank Capra. Pero bien vale la pena escuchar ahí a la cantante, al parecer
Concepción Martínez, interpretar «Ay mi Mazatlán», o a Luis Aguilar con «Noches
de Mazatlán» sin olvidar, por supuesto, admirar la belleza natural de Elsa
Aguirre. Por último, no importa que sean escenarios dentro de un estudio
cinematográfico, lo verdaderamente importante es el papel preponderante que aún
tenía Mazatlán en la vida nacional, en el cine nacional.
(Imagen de Mazatlán tomado
de la película «Cuatro Noches Contigo», póster disponible en internet)
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