Rotterdamsch
nieuwsblad. Roterdam. 6 de agosto de 1881.P. 2
(Con datos adicionales y corregidos a los publicados en Érase una vez en
Mazatlán)
El 29 de julio de 1881 don Bernardo Vázquez, prefecto de Mazatlán, envió al
gobernador del estado el siguiente telegrama: "Seis de la mañana
incendióse depósito pólvora, suburbios población. Muchos muertos y heridos.
Tropa y pueblo ocúpase de sacarlos de escombros. Bernardo Vázquez." La
noticia de esta tragedia le dio la vuelta al mundo.
Hasta el año mil ochocientos ochenta y uno existió en la Calle del Arenal, (hoy
día Guillermo Nelson, sector Centro) de la ciudad de Mazatlán un depósito de pólvora.
En la casa de la señora María Valdez, la cual se ubicaba en la manzana 12,
cuartel 2, zona norte, lo que en ese entonces eran las orillas de la ciudad.
A partir de ese año perduró en la memoria de los mazatlecos una de las mayores
desgracias, ya que en ese edificio tuvo lugar una de las más grandes
explosiones registradas en la Historia de México, causando una elevada cantidad
de muertos y heridos además de pérdidas materiales que nunca pudieron ser
cuantificadas. Eran las cinco de la mañana con cincuenta minutos del jueves
veintiocho de julio de ese año. La gran mayoría de los mazatlecos dormía, sin
sospechar que minutos después sucedería esa tragedia. En el interior del
edificio en cuestión el guarda no resistió los deseos de encender un cigarro, y
así lo hizo. Lo más probable es que alguna chispa de ese cigarro, quizá el
cerillo utilizado para encenderlo, tal vez fue el mismo cigarro. Lo que sí es
cierto que a las seis de la mañana en punto por todo Mazatlán, de norte a sur y
de Olas Altas hasta la Isla de la Piedra, se escuchó una poderosísima
explosión. El suelo se sacudió como si se tratara de un terremoto, el depósito
voló causando una nube mezcla de gases y de polvo. De inmediato las casas
contiguas al polvorín, y las siguientes a éstas, cayeron convertidas en
escombro. Varias de las demás construcciones situadas en la misma manzana, así
como las de la acera colindante sufrieron considerables daños. Las ventanas de
las casas de toda la ciudad se estremecieron.
Testigos de la tragedia aseguraban que todas las casas de la manzana habían
quedado derrumbadas o por lo menos inhabitables. La fuerte explosión se debió a
que ahí se encontraban doscientos barriles de pólvora negra y siete cajas de
"tonita". Dentro de ellos había cinco mil libras de pólvora negra,
dos mil cincuenta libras de pólvora gigante y mil cien de explosivo
"tonita"
Pero, por qué en una casa particular había tal cantidad de explosivos. Doña
María Valdez arrendaba dicha casa por seis pesos mensuales a don Luis Reunaud,
en representación de Charpentier y Raynaud. Asu vez, este señor, o esta
compañía subarrendaban la finca a las empresas Peña y compañía y a Bartning
Hermanos y Cia. Dos años antes, en 1879, se había dado aviso verbal al
prefecto, Antonio Gómez, sobre el establecimiento de dicho polvorín. Éste no lo
objetó. Los Reynaud y los Bartning eran los dueños de los explosivos. .
Después de la explosión una nube de humo y polvo cubrió parte de la ciudad.
Todavía conmocionados, muchos ciudadanos, policías y soldados se desplazaron de
inmediato para auxiliar a los heridos y rescatar los cadáveres de las ruinas.
Había fundamentos para creer que familias enteras habían perecido víctimas de
la explosión o de los derrumbes causados por ésta. Por la tardede ese día se
habían rescatado setenta personas heridas así como treinta cadáveres. Uno de
los difuntos era el juez de distrito, señor Francisco Peña. Al día siguiente
continuaron las labores de rescate, logrando sacar de las ruinas cinco cuerpos
más. Los siguientes cinco días los rescatistas extrajeron entre cuatro y cinco
muertos diarios. Pero al séptimo día las autoridades prohibieron que se
continuase con los rescates ya que lo consideraron peligroso.
Según el saldo oficial en la tragedia del polvorín de Mazatlán perecieron
veinticinco personas, treinta más resultaron heridas y otras doce quedaron el
calidad de desaparecidas. Pero los números muestran que los afectados fueron
muchos más.
Cuando se abrió un nuevo polvorín, se hizo por el lado de de El Colchadero, hoy
cerro del Vigía.
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