martes, 4 de julio de 2017

Un Hombre Muy Demandante

Un hombre de cincuenta años de edad, que jamás había tenido esposa ni mujer, vivía solo en su casa, sintiéndose solitario y deprimido. El pobre anhelaba tener una compañera en el otoño de su vida, pero ninguna mujer le hacía caso. Una noche de invierno fue a la cama solitario como siempre, pero antes de dormirse o rezó, oró y le imploró a todos los santos le concedieran una mujer. Minutos más tarde, en los sueños se le apareció primero un santo, a quien le dijo:

- Querido y milagroso San Javier,
concédeme el amor de una mujer.
A lo que éste le respondió:
- Una mujer muy pronto tendrás,
siempre y cuando no pidas de más.

Un poco más tarde, el hombre pareció haber olvidado algo, y pidió:
- Pero para favor, Santa Clara
quiero que sea de bella cara

Una hora más tarde le pidió a otro:
- Querido Santo Daniel,
que sea de suave piel.

Luego le dijo a otro de los santos:
- Pero te ruego, San Juan Nepomuceno,
que ella sea de grandes y bellos senos.

Al rato le rogó a uno más:
Por favor San Buenaventura
que sea de muy fina cintura.

A San Javier ya le parecía excesiva tanta petición del hombre solitario, pero lo comprendió. Sin embargo, el mortal volvió a pedir un atributo más, y le rogó al santo de su devoción:

- Pero sobre todo, Santo Niño de Atocha
Haz que tenga que tenga bien rica la

En ese instante San Javier lo despertó y el hombre no pudo terminar su ruego al santo niño. Y así fue como, por demandante, años más tarde murió solo sin una mujer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario