El 19 de junio de 1861 el
señor M G Baston, gerente general de Germain Baston y Compañía, domiciliada en
Mazatlán, a través de Hasselbrink et Griot,
su representante en Le Havre, Francia , celebró un contrato con la Compagnie Générale Maritime de esta ciudad,
mediante el cual ésta transportaría mercaderías diversas desde ese puerto hasta
Mazatlán. Para ello la empresa
transportadora dispuso que el barco Rubens realizara la travesía, el precio
sería de 160 francos por tonelada fletada. En una de las cláusulas de este contrato se estipuló: “Se prohíbe al
capitán tanto en el viaje de ida como de
regreso, incluso en lugares reservados,
cargar ningún tipo de bienes sin el consentimiento por escrito de sus
fletadores o de sus representantes” La razón era que Baston y compañía, en ese
viaje del Rubens, importaría bienes desde el puerto francés, pero después
exportaría bienes desde el puerto sinaloense a Europa.
El señor Germain Baston
había hecho esta estipulación debido a que conocía bien que las aduanas
mexicanas, y en especial la de Mazatlán, confiscarían toda la carga si
encontraban mercancía alguna sin declarar, aun por pequeña que fuera la
cantidad.
El barco salió de Le Havre
hacia Mazatlán el día 13 de agosto de 1861, y según la empresa fletadora, toda
la mercadería que transportaba iba dirigida a la casa Germain Baston. Ésta
consistía en 10195 paquetes y 1490 damajuanas. Sin embargo, el señor Galien, el
capitán del barco había tomado otra decisión. Sin informar a nadie, él subió al
Rubens 112 paquetes de mercadería que pensaba vender en Mazatlán para, de esta
forma, obtener beneficios extras.
Como lo estipulaban las
leyes aduanales mexicanas de aquella época, la compañía fletadora acudió al
consulado de México más cercano para reportar la mercancía que transportaría
hasta Mazatlán. Pero el señor Galien no hizo lo mismo.
Cinco meses y medio después,
el 28 de enero de 1862, el Rubens ancló en las aguas mazatlecas. Pero la
situación que imperaba en México era sumamente delicada. Mientras el barco navegaba
rumbo al puerto sinaloense, el 31 de octubre las flotas francesa, española e
inglesa habían bloqueado el puerto de
Veracruz y amenazaban con invadir México.
En Sinaloa, Mazatlán era la capital del estado, y el gobernador Plácido
Vega Daza preparaba a su ejército para la guerra que parecía inminente.
Pero nada de esto impidió
que Galien comenzara a descargar la mercancía de Baston y Compañía, y cuando
los empleados de la aduana descubrieron los 112 paquetes que no habían sido
declarados, la búsqueda en el Rubens se
tornó exhaustiva. El día 24 de febrero el Rubens ya estaba siendo cargado con
mercaderías que Baston y Compañía exportarían a Europa, pero las autoridades de
la aduana declararon que no era posible continuar con esto y se acusó a Galien
de contrabando. Y sucedió lo que Germain Baston temía, el 29 de marzo siguiente
un juez de la localidad decretó la confiscación los 112 paquetes y del Rubens.
Al enterarse de ello,
el vicecónsul de Francia en el
puerto, señor Fernando Cortez, protestó
por esta medida, nada evitó que se llevara a cabo la confiscación.
El 3 de mayo soldados
mexicanos, el capitán de puerto y autoridades
de la aduana se posesionaron del Rubens. El día siguiente, 4, el cónsul
francés protesta de nuevo por esa
medida. Esa tarde el diplomático acudió al capitán del buque de guerra inglés
HMS Tartar, a quien le pidió interviniera en su favor. Éste se limitó a enviar una
lancha con hombres para observar lo que sucedía en el Rubens que se encontraba
en la rada.
Pero llegó el 23 de mayo y
ese día ancló en las aguas mazatlecas la corbeta buque de guerra francesa Bayonnaise,
y con ello los primeros aires de la Intervención Francesa en Mazatlán y en
Sinaloa. El vicecónsul francés no perdió tiempo y de inmediato fue a
entrevistarse con él. El capitán del
buque, señor Mullet, a través de Cortez
hizo saber a la autoridades locales que no traía miras hostiles. Pero al
día siguiente envió un oficio solicitándoles desocuparan el Rubens.
El día 25 de la Bayonnaise
bajaron dos lanchas con hombres armados, se apostaron a los lados del Rubens y
sus hombres subieron al barco y se apropiaron de él sin hacer un solo disparo. Además el buque de
guerra impidió la salida del barco República, dando inicio así al bloqueo del
puerto.
El día 26 capturó la goleta
mexicana Reforma y la armó en guerra. Al día siguiente, 27, capturó dos barcos
mexicanos más. El día 16 de junio echó a pique el Reforma. Y, el colmo de la
desfachatez, solicitó a las autoridades
locales permiso para avituallarse. Venia que, obvio, le fue negada a Mullet. Y
fue por ello que el día 18 de junio zarpó de estas aguas llevándose al Rubens.
Pero el juicio del delito de
contrabando siguió su curso y el 26 de mayo Galien había sido condenado a diez
años de prisión, aunque no se encontraba tras las rejas y nunca cumplió la
sentencia. Además, ante la imposibilidad de cargar el Rubens, la empresa de
Germain Baston se vio obligada a contratar los servicios del buque inglés Siam
para que transportara su mercancía hasta Europa. Sin embargo, antes de ser
confiscado por las autoridades aduanales, ya habían sido subidos al Rubens 180
paquetes de mercadería, la cual nunca fue devuelta a tierra. Por ello, meses
después, este buque regresó a Le Havre con esa mercancía propiedad de Germain
Baston y Compañía.
Entonces Germain Baston y
Compañía demandaron ante un tribunal de Le Havre tanto a Galien en lo personal
como a la Compagnie Générale Maritime, que para ese entonces había cambiado su
nombre a Compagnie Générale Transatlantique. La compañía mexicana demandaba por
daños y perjuicios la suma de 372 843.42 francos, que luego se elevó a 391425.22. El 24 de mayo de 1864, aun cuando la guerra
entre México y Francia ya se desarrollaba, el tribunal francés falló a favor de
Germain Baston y condenó a la fletadora al pago de los daños y perjuicios
causados, aunque modificó la suma.
(La imagen corresponde a un
buque de guerra francés también de nombre Bayonnaise, pero anterior al que
bloqueó Mazatlán)
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