jueves, 30 de agosto de 2018

La Batalla del Hotel Belmar




La Segunda Guerra Mundial dio inicio el primero de septiembre de 1939 cuando el ejército Nazi invadió Polonia y Alemania le declaró la guerra a Francia y a Gran Bretaña.
En mayo de 1942 submarinos alemanes atacaron los buques mexicanos Potrero del Llano y Faja de Oro, los días 13 y 20 respectivamente. Estos ataques llevaron al presidente Manuel Ávila Camacho a solicitar al Congreso le declarara la guerra a las Potencias del Eje, Alemania, Japón e Italia.  Aprobada la declaración de guerra, México envió su famoso Escuadrón 201 al frente de batalla en las Filipinas.

Desde meses antes de la declaración de guerra, el gobierno estadounidense había recomendado a su similar mexicano reforzara sus puertos en el Pacífico ante una posible invasión japonesa, en especial se mencionó a Mazatlán y a Manzanillo. Las fuentes estadounidenses estimaron que el ejército mexicano movilizó a los principales puertos de la costa oeste unos 20 000 efectivos por si las predicciones del vecino del norte resultaran ciertas.

Sin embargo, trece meses antes de dicha declaración de guerra se suscitó en Mazatlán un pequeño capítulo  que nos da una idea de lo que nuestra ciudad era en esa época. El Hotel Belmar fue el escenario perfecto para lo que sucedió ese viernes 11 de abril de 1941.

Esa noche, en el restaurante del hotel, estadounidenses miembros  del Club Rotario celebraban una de sus reuniones. Una banda tocaba música apropiada para la ocasión, había vinos, platillos, cerveza. Así como un buen número de hombres altos, rubios y de ojos azules. En unas mesas había rotarios que hablaban inglés, en otras los rotarios locales hablaban español, pero en otras mesas había quienes hablaban alemán.
Estados Unidos aún no había entrado a dicha guerra, aunque…

Todo iba bien en la fiesta  hasta que a la banda que animaba la reunión se le ocurrió tocar el himno nacional de los Estados Unidos. Apenas comenzó aquella pieza cuando de una de las mesas se levantó un hombre y vociferando en el idioma de Nietzsche arrojó una botella en contra de los músicos, protestando así porque tocaban dicho himno.  De inmediato se vio volar otra botella y también se oyeron voces altisonantes en aquel idioma.
En respuesta,  de otra mesa se levantaron varios estadounidenses, algunos de ellos veteranos de la Primera Guerra Mundial,  defendiendo  tanto su emblema como a aquellos músicos.

“Motherfuckers”, “Scheißkerle” y “Chingados” se oían en el salón mientras que platos, botellas y vasos volaban de las manos de los combatientes en contra de sus oponentes. Desde luego, se pasó a los puñetazos, hombre contra hombre, como en las películas. Las mujeres, los músicos y varios más buscaban la salida de ese campo de batalla.

De cinco a diez minutos duró aquella batalla en el Hotel Belmar hasta que hizo su aparición la Policía de Mazatlán que con sus reconocidos métodos científicos apaciguó aquella veintena de batallarosos.

La verdad es que la nota periodística no habla del número de combatientes por bando, mucho menos del método científico que utilizó la policía mazatleca para calmarlos. Lo que sí dice es que no hubo muertos, sólo heridos y que no hubo un solo detenido.



© Antonio Lerma Garay

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