jueves, 26 de mayo de 2016

Cena Navideña de 1866 en Mazatlán


Andrew J. Grayson

Andrew Jackson  Grayson nació en Ouachitain, Luisiana, Estados Unidos el año 1819. Después de unirse al ejército estadounidense alcanzó el grado de coronel, y tras retirarse de las fuerzas armadas abrió una papelería en San Francisco, California. Pero el año 1855 tras leer el libro Aves de América, de John James Audubon, su atención se centró en la ornitología. En 1857 Grayson hizo su primer viaje a México, al istmo de Tehuantepec, viaje durante el cual su barco naufragó en las costas cercanas a La Ventosa, Oaxaca.

Sin embargo, dos años después, 1859, Andrew  Grayson viajó a lugar donde habría de aposentarse más permanentemente en México: Mazatlán.  Aquí conoció al teniente británico Rivington, del buque británico de guerra Clío, así como a un  artista estadounidense de apellido  Bead y al mexicoalemán señor Schleiden. Juntos exploraron los alrededores de aquel Mazatlán Decimonónico, así se enfrentaron a la corrupción de las autoridades aduanales mexicanas, pero también disfrutaron de los fandangos, mezcal y los jarabes. El año 1871 Grayson publicó estas andanzas en la prestigiada revista californiana The Overland Monthly bajo el título de In The Wilds of Western Mexico.

Las investigaciones ornitológicas de Grayson en México fueron tan importantes e interesantes, que el propio emperador Maximiliano y su esposa, la emperatriz Carlota, le ofrecieron un contrato para que sus trabajos fueran publicados en México y en Europa.

Pero también se dio una anécdota que ha permanecido oculta, quizá desconocida protagonizada por el señor y la señora Grayson durante su estancia en nuestra ciudad. Se trata de la cena de Navidad que fue servida precisamente el 24 de diciembre del año 1866; a sólo poco más de cuarenta  días de que el ejército francés abandonara la ciudad. Bien es cierto que la cena es de corte anecdótico, no histórico, pero bien vale la pena que sea conocida por los amantes de la Historia de Mazatlán. 

El benigno invierno mazatleco no fue problema alguno para los fiesteros. La característica principal de esta cena de Navidad, llevada a cabo en un Club de la Plazuela Machado, fue que se trató de un evento multicultural, internacional; y no sólo por las nacionalidades de los asistentes, sino también por los deliciosos platillos que ahí fueron servidos. Entre los invitados se encontraban los lugareños más prominentes, ciudadanos estadounidenses, alemanes e ingleses. No podían faltar a la fiesta navideña el cónsul de Estados Unidos en compañía de toda su familia, el señor y la señora Grayson, así como el Cónsul de Prusia y su esposa. Los vinos de diversas nacionalidades fluyeron hasta el exceso. Bailes y cantos mexicanos, estadounidenses y europeos no pudieron omitirse. Pero lo mejor de la noche vino en la forma de los más exquisitos platillos: Sopa de ostión, pescado y pavo en salsa de grosella. Entonces vinieron los postres internacionales: pudín inglés de ciruelas; los estadounidenses pie de picadillo y pastel de frutas; el pudín alemán Rote Grütze, y el francés blancmange. La cocina mexicana se vio representada por un guisado de armadillo así como por unas deliciosas cocadas.

Así fue la cena de Navidad de Andrew J. Grayson en aquel Mazatlán de 1866.

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Pero Jackson Garyson murió años después en Mazatlán, el día 17 de agosto de 1869. Sin embargo, la muerte no evitó que el ornitólogo nos regalara una interesante anécdota más. Su cuerpo fue sepultado en el panteón de la localidad, pero sus seguidores en Estados Unidos querían repatriarlo, por ellos solicitaron mediante escrito al ayuntamiento mazatleco permiso para exhumar sus restos. El permiso les fue concedido en forma prematura.
 
(Esta anécdota de Navidad se la hice llegar a don Sergio Noriega Ortega, QEPD, advirtiéndole que era sólo eso, una anécdota. Esta es su respuesta: “Muy estimado don Antonio: Muchas gracias por esta amena narración de la navidad mazatleca de 1866. La información que nos ofrece sí es histórica en cuanto que nos ayuda a situar a los personajes en las circunstancias de su  vida diaria y a comprender mejor los hechos que nos muestra la documentación. Conserve este interés por recuperar información por insignificante que parezca. Le envío un saludo cordial, deseándole una feliz Navidad y un año 2012 lleno de logros históricos. Sergio Ortega Noriega”)

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