domingo, 29 de mayo de 2016

Coloquio “Intervención Francesa en Sinaloa”



El 10 de diciembre del año 2014 fui invitado a participar en el coloquio “Intervención Francesa en Sinaloa” que se efectuó en el edificio sede del Congreso del Estado, en Culiacán, Sinaloa. El acto inaugural asistieron los presidentes municipales de Mazatlán, Navolato y Culiacán, así como un elevado número de los diputados locales; el salón estaba repleto. Tras la inauguración  formal, vino la toma de las  fotos y luego… casi se vació el salón.
Participamos cinco ponentes,  Gilberto López Alanís, Dr. Rigoberto Rodríguez Benítez, Dr. Pedro Cázares Aboytes,  y Dr. Javier Fuentes Posadas y el suscrito. Fue ahí donde recibí mi grado de doctor… bueno, así me anunciaron ellos.

Entre los pocos asistentes que quedaron, si acaso treinta personas, con toda atención nos escuchaban el presidente municipal de Navolato y su esposa. Esta es mi participación en este evento. Luego vendrían una serie de preguntas

Los Buques de Guerra Franceses
Antonio Lerma Garay

La Intervención Francesa en México inició en los albores de los años mil ochocientos sesentas, y uno de los primeros objetivos del ejército invasor fue apoderarse de la ciudad y puerto de Mazatlán. Pero ¿por qué para el Imperio Mejicano de Maximiliano I era necesario tomar primero Mazatlán? ¿Por qué no posesionarse primero de otra ciudad del noroeste de México, de La Paz, de Guaymas, de Tepic, de Hermosillo o de Culiacán?  Para poder responder  a esta pregunta necesitamos remontarnos todavía varios años más atrás, precisamente hasta la mañana del día doce de julio de 1852 cuando las fuerzas del gobernador Francisco de la Vega se enfrentan a los hombres del coronel Pedro Valdez y a ciudadanos mazatlecos en la Plazuela Machado de Mazatlán. Derrotado aquél y hecho prisionero, tras ser liberado se retira a El Quelite, donde decreta al puerto como cerrado para el comercio. Entonces el coronel Pedro Valdez, con el consentimiento de los ciudadanos mazatlecos y los comerciantes extranjeros, declara a la ciudad y puerto como independiente del estado de Sinaloa, declarando como su nombre oficial Mazatlán, Territorio Federal. Cierto es que el gobierno central  no aprobó esta escisión, pero la pugna entre el coronel y de la Vega continuó lo que produjo el autonombramiento de Valdez como gobernador del estado deponiendo a aquél. Luego vino la derrota del ex gobernador en la ciudad de Culiacán el 16 de octubre de ese mismo año. Por último, el día veinticuatro siguiente Pedro Valdez emite un decreto por el que Mazatlán pasa a ser la capital del estado de Sinaloa.

Aunado a lo anterior se encuentra el hecho de que en ese entonces Mazatlán era el principal puerto del Pacífico mexicano; una gran cantidad de importaciones y exportaciones se efectuaban por este punto geográfico, originando altas sumas de dinero por concepto de aranceles. Por último, pero también de vital importancia,  debido a lo señalado en el punto que antecede Mazatlán se convirtió en la principal ciudad del norte de México, no en vano los periódicos estadounidenses se referirían pocos años después  a esta ciudad como “la metrópolis de Sinaloa”. Fue por estas tres estratégicas razones, porque se trataba de  la capital del estado de Sinaloa,  así como el principal puerto del pacífico y a la vez la principal ciudad del norte de México, que era imprescindible para el Imperio Mejicano apoderarse cuanto antes de Mazatlán.

En realidad la marina francesa  inició hostilidades en Mazatlán desde diciembre de 1861 cuando el buque de guerra Serieuse efectúa un breve bloqueo del  puerto.  Luego, de mayo 23 a junio 16 de 1863, lo mismo hizo La Bayonaise, al mando de Mullet,  que no sólo bloqueó el puerto sino que liberó un barco francés, Rubens, que había sido incautado por  contrabando, además de hundir un barco pequeño. Pero apenas había zarpado este buque cuando ancló en aguas mazatlecas el Diamant, día 17, que en ese entonces no realizó hostilidades. El día 21 del mismo mes se acercó el Galatea  y ambos buques navegaron hacia el norte, hacia San Francisco, California. Plácido Vega, entonces gobernador del estado, escribió una carta al presidente Benito Juárez haciéndole saber sus sospechas de que los franceses preparaban su ataque a los puertos mexicanos desde aquel punto de California. 
Sería un error grave omitir que el cinco de febrero de mil ochocientos sesenta y tres fue de este puerto de donde partió la Brigada Sinaloa hacia Acapulco para la defensa del territorio nacional. La brigada se componía de dos mil hombres (sinaloenses, sonorenses, cuatro o cinco bajacalifornianos y varios más de otros estados) contaba con dos mil quinientos fusiles y doscientos mil tiros. La brigada viajó  a bordo de seis barcos regulares: Mazatlán, Caribe, Emigdia,  Alerta,  Conde Cavour y Esmeralda los que se vieron obligados a anclar en las cercanías de Zihuatanejo pues un buque de guerra francés los seguía de cerca.  Su comandante era el general Plácido Vega Daza quien, dicho sea de paso,  merece una revisión imparcial de su biografía para aclarar una serie de imprecisiones  y mentiras que historiadores y aficionados de la Historia  repiten sobre él.

El siguiente episodio registrado de ataque de los buques de guerra franceses a la ciudad y puerto se efectuó un año después, los días 26, 28 y 31 de marzo del año siguiente. Se trata de los súper cacareados ataques contra Mazatlán que realizó una pequeña corbeta de guerra  de veintidós  cañones llamada Cordeliere; magnificados por la ignorancia y un patriotismo mal entendido.

Luego vino el día doce de noviembre de ese mismo año cuando la fragata Victoire, la corbeta d’Assas, las balandras Lucifer y Diamant,  bajo el mando del capitán de navío Le Normand de Kergrist bloquean el puerto y solicitaron al gobernador Antonio Rosales entregara la ciudad.  El puerto ya estaba asegurado por mar, por tierra lo sitiaban Manuel Lozada y sus hombres.  Y cuando las fuerzas mexicanas abandonaron la ciudad, olvidando veinticinco piezas de artillería y sin avisar a los invasores, la mañana siguiente se inició un pequeño bombardeo a ésta.  Muy lejos había quedado aquel Mazatlán, Territorio Federal;  ya no era Mazatlán, Sinaloa, México. Desde ese momento oficialmente se llamó  Departamento de Mazatlán, Imperio Mejicano.

Como mera anécdota es de recordarse la llegada de un nuevo Comisario  Imperial don Manuel Gamboa, ex general del ejército mexicano quien había participado durante la Invasión Estadounidense. Vestido pomposamente, él  llegó a bordo del buque Minerva el caluroso día 21 de agosto de 1865. Otra anécdota lo fue la celebración imperial que tuvo lugar con motivo del noventa y seis aniversario del nacimiento de Napoleón I.

El último episodio de los navíos de guerra franceses en aguas mazatlecas se dio con la salida del ejército invasor, precisamente el día 13 de noviembre de 1866.  Y en esta fecha una vez más la ciudad estuvo a punto de ser bombardeada por estos navíos, Marie,  Talisman y el poderosísimo Rhin. Los franceses enviaron una comisión de tregua a parlamentar con Ramón Corona para que les permitiera embarcarse sin ser atacados. Le advirtieron que si lo hacía los tres buques responderían bombardeando la ciudad.   Los cañones de los barcos estaban listos para el ataque, pero por fortuna Ramón Corona no atacó a los franceses en su repliegue.

Por supuesto que estos no fueron los únicos hechos en que intervinieron los buques de guerra franceses en Mazatlán, pero sí son los más representativos.


Culiacán, Sinaloa, a 10 de diciembre de 2014.

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