sábado, 28 de mayo de 2016

Henry Clay y la Constitución Política del Estado Libre de Occidente


Henry  Clay


En enero de 1809 Henry Clay era  miembro de la legislatura del estado de Kentucky cuando  recibió de su compañero  Humphrey Marshall una gravísima ofensa. Acalorados por los debates parlamentarios, aquél proponía que los legisladores usaran ropa estadounidense más  moderna, éste abogaba por seguir usando el viejo ropón británico. El sarcasmo de Marshall hirió los sentimientos de Clay y estuvieron a punto de pelearse en el recinto parlamentario, pero un fortachón colegislador no lo permitió. Pero Clay no pudo más y reto al otro a un duelo.  La mañana del 19 de enero en la desembocadura del Silver Creek en el Río Ohio, ante varios testigos y jueces del evento, ambos caballeros se dieron la espalda, caminaron diez pasos, dieron la vuelta y se dispararon mutuamente. En el primer round Clay hirió al otro, en la segunda ocasión las  balas se perdieron sin tocar a  nadie, pero en la tercera Clay fue herido en el muslo. Éste quería continuar con el  duelo, pero sus acompañantes lo impidieron alegando que sangraba demasiado. Ninguno de los dos murió y poco después reanudaron su amistad.

Abogado, político y gran orador, Henry Clay fue representante de su nativo Kentucky  ante el Senado de los Estados Unidos y ante la Casa de Representantes.  De 1825 a 1829 sirvió como Secretario de Estado al presidente John Quincy Adams.  Fue candidato a la presidencia en varias ocasiones, pero nunca la alcanzó. En Estados Unidos Clay es considerado uno de los  más grandes defensores de la libertad. Se oponía a la esclavitud, se opuso a la anexión de Texas y también a la guerra contra México.

Pero, qué tiene que ver este Secretario de Estado con la  constitución política de uno de los estados de aquel México recién nacido. En realidad la Constitución Mexicana de 1824 fue una copia mexicanizada de la Constitución de Estados Unidos.

El Estado Libre de Occidente fue uno de los estados más grandes territorialmente hablando, abarcaba lo que hoy son los estados de Sinaloa, Sonora y parte de Arizona, en los Estados Unidos. Comprendía desde el río Gila hasta el sur de Mazatlán, con más de 1600 kilómetros de largo, y hasta  los ochocientos en su parta más ancha. Durante la colonia este territorio recibió los nombres de Nueva Navarra y Provincia de Arizpe; ya en el México independiente, en la Constitución de 1824 se le denomina de Sonora y Sinaloa. Ese mismo año Juan Miguel Riesgo había sido declarado primer  gobernador de este gran estado, pero el día 31 de octubre de 1825 el congreso local puso en vigor su propia constitución política haciéndose llamar Estado Libre de Occidente, con la curiosidad que los nacidos y vecinos de este estado recibían el gentilicio de sonorense.

Desde 1818 Henry  Clay se había distinguido por sus discursos en el Congreso. Vehementemente defendía la libertad y los derechos del hombre; abogaba por la independencia de México y de los países sudamericanos. Era mayo de 1825 cuando  Clay, siendo Secretario de Estado y residiendo  en Washington,  recibió una carta que le fue entregada por el Embajador de México en la capital estadounidense, de apellido Salazar. La misiva estaba signada por Nicolás María Gaxiola, Fernando Domínguez Escobosa, Manuel Escalante y Arvizu y don Francisco Velazco. Los cuatro eran grandes personajes, protagonistas de la creación del Estado Libre de Occidente; los tres primeros pronto se convertirían en sus gobernadores.

Los cuatro escribieron a Clay reconociéndole su don de estadista y de gran defensor de las libertades y derechos del hombre. Era por ello, que le hicieron llegar un borrador de lo que sería la Constitución Política del Estado Libre de Occidente del año 1825.

Clay declaró sentirse altamente honrado y conmovido por la distinción que le hacían aquellos hombres que desde tierras tan lejanas, en ese entonces, le pedían sus puntos de vista. El 17 de junio de ese mismo año les respondió una carta tan larga como amable. En ella defendía   la causa de la libertad como el primer gran elemento del gobierno del hombre, y lo consideraba el ligamento que mantiene juntos los variados y conflictivos intereses de una nación poderosa; apelaba al orgullo de los mexicanos, gente leal e inteligente que debe adherirse a la causa, ir alrededor de ella, apoyarla porque es la arca de la seguridad  política; rechazaba la servidumbre, la esclavitud  del africano; apoyaba los sentimientos de Simón Bolívar y de Manuel de Vidaurre, y para el primero tuvo las mejores expresiones.

El día primero de octubre de 1825 el congreso constituyente del Estado Libre de Occidente celebró una sesión. En ésta fue leída la extensa carta que Clay les había enviado en respuesta a la de aquellos cuatro hombres. Según una biografía de Clay esta constitución está basada en la manera de pensar de Clay, precisamente en aquella carta que había hecho llegar hasta El Fuerte, primera capital del Estado Libre de Occidente.

La Constitución Política del Estado Libre de Occidente del año 1825 fue, sin lugar a dudas, una de las constituciones más avanzadas y liberales del siglo XIX.  No hay duda,  uno puede advertir en 318 de sus 319 artículos que la libertad y los derechos del ciudadano por los que abogaba Clay en su carta  eran la esencia de esa Carta Magna. El precepto plasmado en el artículo cuarto establecía: Es obligación del estado, proteger con leyes sabias y justas la igualdad, propiedad y seguridad de todos sus habitantes, aunque sean extranjeros o transeúntes.

Las libertadas consagradas casi un  siglo después en la Constitución de 1917 ya estaban garantizadas desde  aquella época por la Constitución Política del Estado de Occidente, en sus artículos 14 a 19; libertad de imprenta y de opinión; de industria, etcétera. Sus artículos 22 y 23 comprendían un embrión de lo que hoy día es el juicio de amparo.

Sólo el artículo sexto empañó el espíritu libertario al imponer a la religión católica como la oficial.




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