jueves, 26 de mayo de 2016

Panteones y Entierros en el Mazatlán del Siglo XIX



No se conoce la fecha exacta de la inauguración del primer panteón de Mazatlán. Se sabe que los lugareños solían sepultar a sus muertos en las playas. 

Sobre esto, es importante leer la carta que el día 17 de mayo de 1828 el señor Pedro Pablo Gámez escribió al Alcalde de la policía, el señor Manuel Núñez, en la que le decía: 

"Tengo noticia cierta que cuantos mueren en ese puerto, sin facultad ni permiso alguno, los sepultan en la playa contra todo derecho y con perjuicio a los derechos parroquiales y de la fábrica. En esta virtud suplico a usted que en lo sucesivo se sirva impedir se entierren los cuerpos en el paraje que se ha señalado, y disponer que se traigan a este pueblo para darles sepultura como se debe hacer con todo cristiano. Dios y Libertad. Mazatlán". (En esta y la carta siguiente "La Fábrica" se refiere a la fabricación de los ataúdes) 

Cuantos visitantes llegaban a la ciudad en el Siglo 19, nacionales o extranjeros, notaban de inmediato una característica única de Mazatlán, inexistente en ninguna otra ciudad de México: el elevado número de extranjeros que vivía en ella. Cierto es que México era un país católico por mandato de la Constitución Política y de sus leyes, pero no así aquellos extranjeros que residían aquí; había judíos provenientes de Alemania, protestantes venidos de Inglaterra y Estados Unidos, y ciudadanos de otros países creyentes de otras iglesias. 

Fue por ello que la Vicaría Foránea de Mazatlán envió una carta a las autoridades locales. 

"El Ilustrísimo señor Obispo me ordena el que pase a ver a la autoridad que corresponda para que ésta se sirva designar un terreno en que se sepulten los cadáveres de extranjeros. En esta atención y en la de reconocer en usted esta facultad, a nombre del Ilustrísimo Obispo y mío suplico se sirva el asignarme el terreno que estime conveniente para yo hacerlo así entender al encargado de esta capilla y su fábrica. Protesto a usted las más altas consideraciones de mi aprecio. Puerto de Mazatlán. Abril 29 de 1843. José Ma. Yausas." 

No debe pasarse por alto que para la fecha de esta carta, la Iglesia era la encargada de los panteones. 

Fue así como en el Siglo 19 Mazatlán llegó a contar con tres panteones, los dos primeros se ubicaban en lo que actualmente conocemos como Escuela Primaria Ángel Flores y la Plazuela del Burro. Los camposantos eran: el Panteón de los Católicos (fue el primero en ser abierto, se denominaba de los católicos en oposición al de los protestantes), el Panteón de los Protestantes y el Panteón de la Familia Romanillos. 

El Panteón de los Protestantes 

Su nombre oficial era Panteón Número Tres, se encontraba junto al Panteón de los Católicos, medía mil 892 metros cuadrados. Una verja dividía a los camposantos. 

No se sabe la fecha exacta en que comenzó a funcionar. Sin embargo, aunados la carta transcrita con anterioridad, de fecha 29 de abril de 1843, y el hecho histórico de que la Iglesia era la encargada de los panteones hasta la promulgación de las Leyes de Reforma, es posible que haya sido abierto poco después de las instrucciones giradas por el Obispo. 

Muy significativo para la existencia de este cementerio es la fundación de la Beneficencia Alemana en Mazatlán, que el 10 de junio de 1856 celebró su asamblea constitutiva. Poco después, el 30 de junio de 1858, a instancias del señor Celso Fuhrken, cónsul de Prusia en el puerto, esta junta se hizo cargo del camposanto Protestante, autorizándole a la Mesa Directiva un gasto anual de 50 pesos para darle mantenimiento. Sin embargo, desde siete meses atrás este cementerio estaba en posesión del ejército que lo había convertido en un fortín. 

Para 1860, se hizo una colecta entre los extranjeros radicados en el puerto para hacerle reparaciones al panteón, que ya había desocupado el ejército. De esa colecta sobraron 60 pesos, que fueron invertidos en hacer otras reparaciones a bóvedas y adquirir una cruz de gran tamaño que fue colocada en la entrada. Cada año la junta mandaba hacer reparaciones. Incluso, en 1863, hizo levantar un plano del cementerio con un registro de los sepultados, documento que se hizo llegar al municipio. 

Cada año la Beneficencia Alemana se hacía cargo del mantenimiento y reparaciones de este camposanto. En 1892 se gastaron 252 pesos por reparaciones diversas y por introducción de agua. 

El día 6 de septiembre de 1902 se efectuó en el Panteón de los Protestantes la última inhumación. Pero debido a que la mancha urbana ya había rodeado a este cementerio, el 15 de abril de 1910 fue clausurado. 

Pero quedaba en el aire una pregunta, ¿a quién pertenecería a partir de esa fecha ese terreno?, en esa misma fecha los 1982 metros cuadrados del terreno fueron adjudicados al señor Jorge Claussen, cónsul de Alemania en esta ciudad. 

El Panteón Número 2 

Actualmente conocido como Ángela Peralta, este panteón se ubica en la avenida Gabriel Leyva, junto a la secundaria Miguel Hidalgo. 

El 14 de noviembre de 1868 los integrantes del Ayuntamiento celebraron una sesión extraordinaria en virtud de la cual se trasladaron en carruajes hasta un terreno en las afueras de la ciudad. Los acompañaban ciudadanos y otras autoridades. Un día antes los ediles habían acordado trasladarse a dicho sitio para la ceremonia oficial de colocación de la primera piedra de lo que sería el nuevo panteón municipal. 

El señor Julio Valadés fue el encargado de dar el discurso oficial y, una vez concluida la oratoria, él mismo colocó la piedra angular. De inmediato los concurrentes la cubrieron de mezcla. Ahí mismo levantaron y firmaron el acta respectiva y la depositaron junto a la primer piedra del cementerio para la posteridad. Para tal efecto se hizo una copia del documento. 

En la sesión ordinaria del día anterior, el Ayuntamiento había acordado colocar a la entrada del cementerio una placa de fierro con la siguiente leyenda: "En nombre de la ciudad de Mazatlán. A todas las clases de la humanidad abre las puertas de esta mansión el Ayuntamiento de 1868." 

No obstante, no fue sino hasta finales de marzo de 1871 cuando la obra quedó terminada. 

El 29 de abril de 1910 se emitió un decreto que clausuraba el Panteón Municipal Número Dos. Con esto se dio paso a la apertura del Panteón Número 3, ubicado en la colonia Juárez. 

Algunos entierros en el Mazatlán del Siglo 19 

Quienes tenían recursos económicos sepultaban a sus muertos en forma muy similar a como se hace en la actualidad; el cuerpo en un ataúd, un velorio, cortejo fúnebre e inhumación en el panteón. 

La familia de don Jesús Rea era la propietaria de la principal casa funeraria de la ciudad, su compañía tenía dos elegantes y funcionales carrozas para el servicio funerario. Además, labraban la más bellas lápidas sepulcrales, muchas de las cuales aún se conservan en el Panteón Ángela Peralta. 

Sin embargo, había muchas familias que no podían darse el lujo de despedir a sus familiares de esta forma. Para ellos existía "la Burra", que era un carretón descubierto en el que los cadáveres eran transportados al panteón. Debido a que eran sepultados sin féretro, no era raro ver a los muertos de las clases bajas semidesnudos camino al cementerio. A veces viajaban dos o más cuerpos, amontonados, sobre el carretón. Los extranjeros que presenciaban estos sepelios quedaban estupefactos ante la falta de sensibilidad de los mazatlecos. 

Otra barbaridad que se usaba en Mazatlán, todavía a finales del Siglo 19, era que los cuerpos de los niños, también de las clases bajas, que morían eran conducidos al camposanto a bordo de los carruajes de sitio. Sí, a bordo de los taxis de aquel entonces. 

Los cargadores, aquellos hombres cuyo trabajo consistía en cargar y descargar los barcos, también sirvieron de transporte de los muertos. No era raro ver alguno de estos hombres, llevando en sus espaldas un cadáver hacia el panteón. 

PANTEÓN DE LA FAMILIA ROMANILLOS 

No era público sino privado, se ubicaba en la casa de esta familia y en él sólo enterraban a miembros de ella. La familia Romanillos vivía frente a lo que actualmente es el Archivo Municipal, en la calle Constitución. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario